Capitulo I
En la Guipuzcoana una
casa de huéspedes española, se encontraban Ripoll un ingeniero que pretendía
vender al gobierno mexicano un submarino de su invención, Don Praxedes Luro un
cura carlista que esperaba que el obispo le asignara una parroquia. Feliciano
Surdo dizque minero arruinado, de quien se decía ser el amante de la dueña de
la casa, Izquierdo agiotista, Abascal dependiente de la Covadonga y Gallegos un
cómico, todos ellos bajo la regencia de la dueña Doña Nicacia Azpeitia de
Flores, viuda de un militar, cuando llegó el Jarameño acompañado de Santa
la presento como la mujer de su alma, todos se asombraron de su belleza y
los aceptaron inmediatamente instalando allí su nido de amor.
Se acercaba el
domingo y Santa sentía que el Jarameño ya no la quería, pero lo que pasaba es
que el Jarameño era torero y cada vez que se acercaba el Domingo y le tocaba
torear sentía una gran preocupación porque decía que en ese arte el torero
entra al ruedo y no se sabe si es por última vez, cuando llegó el Domingo el
Jarameño se preparó para irse a su corrida dejando a Santa en la casa, cuando
apenas se alejaba se presento Jenaro, el lazarillo de Hipólito, fue a verla
para saber como estaba por mandato de su amo y le pidió a Santa que fuera
discreta cuando volviera a ver a Hipólito, después de que Jenaro se marchó
Santa se sentó a reflexionar sobre la vida que llevaba y se dio cuenta de que
la vida que llevaba le aburría, extrañaba el burdel, la fiesta, a los hombres
que la halagaban, que probablemente su perdición ya no tenía remedio, pero la
atemorizaba las constantes amenazas del Jarameño de matarla si lo dejaba de
querer.
Un Domingo el
Jarameño se fue a su corrida, pero fue suspendida y se regreso a la casa,
cuando llego encontró a Santa en la cama con Ripoll que salió inmediatamente de
la recámara, Santa se quedo con el Jarameño pensando que seria su último día de
vida, se arrodillo frente a la Virgen de los Remedio donde el Jarameño se
postraba antes de salir a sus corridas, el Jarameño no pudo hacerle nada, solo
la corrió diciéndole que la Virgen le había salvado la vida.
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