miércoles, 12 de octubre de 2011

Capitulo III


Se llevaron a todos los que allí estaban para que rindieran su declaración, cuando esperaban el abogados de Doña Elvira les decían lo que cada una debía decir ya que según ellos con que condenaran a Rodolfo el muerto no resucitaría, Santa comentaba con Hipólito lo que los abogados le habían dicho, a ella no le parecía justo, entonces Hipólito le dijo que dijera la verdad que no tenía nada que perder ni nada que ganar porque ella pronto se iría de la casa ya que se acercaba el sábado día que había prometido al Rubio estar con él.
       Todos esperaban su turno para declarar y cuando llegó el suyo siguió el consejo que le había dado Hipólito y dijo solo la verdad, al salir precipitadamente Santa tuvo un gran escalofrío que ya había sentido alguna vez, pero siempre pensó que era consecuencia de la resaca, sin embargo esta se repitió una y otra vez, así que después de un rato Hipólito y Doña Elvira la llevaron a la casa, en su habitación le dio un ataque de tos que cada vez fue más fuerte y prolongado, cuando se dieron cuenta estaba escupiendo sangre, le dio una pulmonía que por poco la mata.
       Cuando se llega el Sábado, Santa abandonó el burdel para ir a la casa del Rubio acompañada por Hipólito quien había sido comisionado por el propio Rubio para acompañarla, ella esperaba que su vida cambiaría, pero al contrarío, se volvió peor por los ataques constantes del Rubio entonces se refugio en el alcohol hasta que se volvió una alcohólica perdida, el Rubio terminó echándola a la calle.

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