Santa pronto se adaptó a su nuevo trabajo y parecía que lo disfrutaba,
se convirtió en la mujer mas cotizada, todos los hombres que llegaban
daban lo que fuera por pasar la noche con ella y ella disimulaba el
dolor que esto le provocaba.
Hipólito
y Santa se habían tomado un gran afecto más que simpatía y menos que
amor, una noche en la que casi no había clientes ellos hablaron por
primera vez de sus existencias, Santa le contó su historia completa y
cuando terminó se encapricho en que él le contara la suya así que éste
se dispuso y le contó que sus padres se habían separado cuando él tenía
entre seis o siete años y que su madre al no poder enseñarle como
valerse por sí mismo ya que por su ceguera le costaba mucho trabajo
adaptarse al mundo decidió llevarlo a la Escuela de Ciego y un día de
visita ya no regresó, en la escuela aprendió a leer, escribir, tocar el
piano y también aprendió a sufrir, mientras se contaban sus historias
llegó un grupo de personas y Santa tuvo que ir a agasajar a los
visitantes, a partir de esa noche la amistad de los dos se hizo más
fuerte, Santa lo consultaba cada ves que tenía que tomar una decisión e
Hipólito le pedía consejos.
Una
noche Santa le peguntó a Hipólito que debía hacer ante la petición de
un tal Rubio para irse a vivir con él, le respondió que debía aceptar,
Santa le dice que la vida que llevaba ahora es como el aguardiente o la
cárcel ya que una vez que lo pruebas no puedes dejarlo, Hipólito le
contestó que algún día ella regresaría a esa casa o a otra igual, pero
que en ese momento ella debía aprovechar y disfrutar de lo que la vida
le ponía enfrente, en eso estaban cuando llegó el Jarameño a proponerle a
Santa que dieran un paseo y fueran a dar el grito de Independencia al
zócalo donde se reunía lo mejor de la sociedad, Santa acepta y dice que
pase por ella al día siguiente.
Al
día siguiente se dirigen hacia el Zócalo donde hay cientos de personas
que esperan la presencia del Presidente de la República para llevar
acabo el tradicional grito, caen miles de papeles de colores del cielo,
toda la gente grita y disfruta el momento sin embargo Santa se hecha a
llorar, el Jarameño sin entender le pregunta que le pasa a lo que ésta
contesta que su patria es la casa de Elvira y que nunca va a dejar de
ser una prostituta palabra que le causa mucho dolor y asco.
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