Raúl un escritor uruguayo, vive en Francia, relata una vida
de tertulia de rutina en donde el a las 12:05 por muy tarde tiene que
despedirse pues de lo contrario no alcanzará el último metro, de ahí las mofas
sobre que ya se va cenicienta y la tan nombrada zapatilla de cristal, es en
este punto donde lo aprovecha para salir, así a las 12:15 esta alcanzando el mencionado
último metro, sintiéndose agraciado de ser él el único ahí, en la última ronda
del metro, en el último vagón y en el ultimo asiento, se acomoda y se pone a
reflexionar, pues viajaba por 16 estaciones, sobre lo que vive,… su condición de
escritor al no ser francés y querer escribir sobre este ambiente, pues al
compararlo con su natal Montevideo, por ejemplo, ése último viaje del metro,
recapacito que la falta la esencia, los mecanismos, en si todo el engranaje de
esa labor, mientras que en segundo sabia todo al respecto … en estas
cavilaciones estaba cuando tuvo que transbordar corriendo para alcanzar otra
vez el ultimo metro a la otra estación en el cual nuevamente provisoriamente
optó por abordar el ultimo vagón en el cual se ubicó también una muchacha pero
en el otro extremo él la observó detenidamente pero ella estaba absorta en un
anuncio para regularizar documentos en caso de viajar, así él se dio cuenta que
eran muy parecidos, tenían sueño, frio, etc. Y se percató de que era una buena
oportunidad para entablar amistad con una francesita e incorporarse a ésa vida bastante limitada
hasta por sus amistades.
Llegaron a su destino coincidentemente
salieron y llevaban el mismo rumbo pero a distancia prudente, una con tacones,
el otro con zapatos de goma hasta que encontraron cerrado. Ella espantada dijo:
“¡Dios mío!” y lo volteo a ver, él dijo: “no se ponga nerviosa” advirtiendo su
buen español, ambos se animaron a buscar otra puerta, iban corriendo cuando
alguien les grito que se apresurasen mientras tanto el pensó que ahora si tenía
elementos para su cuento, ella estaba a punto de llorar, Raúl caballerosamente
la iba esperando para no dejarla sola en ese corredor vacio, y a media luz.
Encontraron la puerta también cerrada, él caviló en que hubiese sido mejor que
ella fuera francesa para una clase práctica de francés.
Decidieron encontrar
a l hombre que les había avisado, no lo encontraron, fueron andén por andén y
ya todo cerrado así que optaron por acomodarse con las dificultades que ello traía,
falta de confianza, pero ella temerosa, él sintiéndose en una situación ridícula
pero en todo momento fue un caballero; se presentaron: Mirta Cisneros,
argentina, pintora truncada pues había juntado plata para llegar pero ahí tenia
que trabajar tanto que ya no tenia tiempo de hacerlo, fracaso total pues ya no quería
retornar así, él Raúl Morales, uruguayo, escritor, llegó por haber ganado un
concurso periodístico pero finalmente se encontraba igual que ella en el fracaso,
ya en esas Mirta aceptó el impermeable que con anterioridad Raúl le había ofrecido.
A las 2 de la mañana ambos hablaban de sus
respectivas patrias, de Francia y sus problemas económicos, acordaron tutearse
y contarse sus historias si es que no se dormían. Raúl inicio pronunciándose como
un niño enfermizo y enclenque, nada espectacular ni sobresaliente, Mirta peor
aún, maltratada en su infancia por su madrastra y años mas tarde trabajando detrás
de un mostrador, pues no quiso ser buena en los estudios, él advirtió que
lloraba, la consoló, ella pareció responder sintiéndose una relación que se
fortalecía.
El
hablo de una novia que no veía desde hace 2 años, luego confesó que era su
mujer a la cual le insinuaba por carta dejarse a lo que su mujer no permitía.
A las 4:20 había tal cercanía que
el por un momento pensó aprovechar para tener una aventura pero se daba cuenta
de que todo acabaría.
A las 4:45Raúl se levantó para
mover las piernas, la observo y concluyo que ella era su destino, se lo hizo
saber pronunciando que daría 5 años de su vida por no tener obstáculos y salir
con ella de ahí como su pareja, a lo que ella igualmente aceptaba; se abrieron
las puertas, pasando los primeros madrugadores, caminaron sin rumbos callados ,
cuando una persona les habló anunciándoles que le prestaron su Appleton, ella
los llevó a su departamento, todo era de ellos, cosas de los 2, fotos,
espacios, etc. La amiga se fue, se miraron fijamente en forma serena y ahí Raúl
reconoció, no solo de que hizo mal en divorciarse de su esposa montevideana,
sino también de que su segundo matrimonio empezaba a deteriorarse pues no es
que no la quisiera sino que en sus actuales sentimientos quedaba poco del
enamoramiento de 5 años atrás cuando la conoció en una increíble noche.
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