Al día siguiente, Dorian no salió de su casa, tenía un infinito
terror a la muerte cuando cerraba los ojos veía la cara del marinero, el horror
parecía poner su mano en su corazón, los remordimientos no le permitían vivir.
Imaginaba cosas que no
estaba seguro de haberlas visto. Dorian le dijo a Lord Henry que presentía que
algo horrible le iba a suceder a alguno de los dos y éste le contestó que lo
único horrible era el aburrimiento, Dorian ordenó a su criado que preparara sus
cosas para el expreso de la noche a Londres, en eso estaba, cuando tocaron a la
puerta y era el guardia mayor, que fue a informarle que había una víctima que
era un marinero y Dorian sintió como si su corazón dejara de latir y algo le
decía que ese hombre era Jim Vane y fue a comprobarlo, efectivamente era él,
permaneció mirando el cadáver unos minutos y se marchó con los ojos llenos de
lágrimas.
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