El escuchaba a sus compañeros, amigos y hermanos mayores
contaban con gran entusiasmo lo que ocurría en el circo, imitando
principalmente el acto de los payasos, el solo pensaba en ver todo lo que ellos
contaban y en especial en ver a los payasos, sus padres no querían que fueran
por que pensaban que el acto de los trapecistas lo asustaría, solo los convenció
de ir con la condición de salirse en el acto de los trapecistas y ellos
aceptaron, al otro día lo llevaron al circo, el vio todos los números hasta que
los payasos aparecieron, el los vio gustosamente y no eran lo que el esperaba,
todos se reían de aquel cómico acto, hasta su madre reía con ellos, pero el no,
cuando un payaso se acerca por donde el se encontraba y al estar así de cerca pudo
llegar a ver en el una sonrisa pintada la boca de un hombre que simplemente no
era feliz, cuando el payaso vio el q niño lo observaba y le sonrió con su
verdadera boca y se fue, después comenzaron los trapecistas y el niño y su mama
salieron, el comenzó a llorar.
El niño que nos muestran aquí es muy curioso y con demasiada
inocencia, con el deseo de ir al circo para ver a los payasos y cuando fue se encontró
con una realidad que el no imaginaba, una realidad fría principalmente para un
niño que su imaginación dictaba que un payaso era feliz, sin saber que inclusive
esto podría ser todo lo contrario. Nos deja una reflexión muy buena sobre forma
de ver las cosas que ocurren a nuestro alrededor desde perspectivas diferentes:
la de la inocencia y la de la realidad.
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